Todo tiene su parte de riesgo y, como comprenderás, la renta variable no se escapa de esto. Ya lo dijo el Dalai Lama: “Los grandes logros requieren grandes riesgos”. Si quieres obtener una rentabilidad elevada, …
tendrás que asumir un mayor riesgo.
La probabilidad de perder parte del dinero porque la empresa quiebre, porque no sea capaz de generar beneficios o porque ya nadie la quiera es algo mayor que en renta fija.
Te repetimos algo que no puedes olvidar: la recuperación del capital invertido y el cobro de dividendos no está garantizado. Además, debemos decirte que en caso de que la compañía liquide o quiebre, serás el último en recuperar tu inversión después del resto de acreedores.
Entonces, ¿cuáles son los riesgos que asumes al invertir en bolsa? Te presentamos 5 de los más importantes:
-Riesgo de que el precio vaya evolucionando: Que el precio de las acciones varíe y no se comporten como esperabas al principio. Podrías tener pérdidas.
-Riesgo de liquidez. Si la empresa no ha emitido muchas acciones o no hay mucha gente que quiera comprarlas o venderlas, puedes encontrarte con dificultades a la hora de operar con ellas.
–Riesgo de mercado: Depende del mercado en el que cotice el activo y de sus circunstancias: crisis financiera, conflicto geopolítico, atentado, etc.
–Riesgo no sistémico: Es el riesgo propio de cada empresa, es decir, de factores propios de cada compañía.
-Relacionado con el punto anterior, si la compañía en la que has invertido no da los resultados esperados, es posible que reduzcan o suspendan los dividendos a repartir. Ya sabes… éstos no estaban asegurados.
Echa un vistazo a esta infografía que te damos una visión más rápida de lo que acabamos de ver: